Carabobo.- Con más de 42 años dedicado a la industria del tabaco, Manuel Suárez nos habla de una historia de tradición y amor por una Venezuela
agrícola y de tierras ricas en su gente trabajadora. Este señor, quien es oriundo del estado Portuguesa, actualmente se dedica al horneo de tabaco en la finca Agua de Obíspo, ubicada en el municipio Montalban de Carabobo.

A los 21 años Suárez inició en este oficio trabajando con el señor Don Juan Oliva, quien fue fundador de la Asociación Venezolana de Sembradores de Tabaco (Avenculta), y presidente de Asoportuguesa.
“Cuando yo empecé en este trabajo era un muchachito. Al principio mi trabajo era en el campo, era carguero, ya luego el papá de Don Juan que era con quien trabajaba en ese momento necesitaba alguien de confianza que le manejara los hornos y me escogió a mí; yo no sabía nada de ese trabajo y le dije ¡no patrón! ¿Cómo me va poner en eso si yo no sé?, el hombre me llevó a la finca y ahí me dejó”, nos contó con un tono jocoso como quien recuerda un buen chiste.
“Yo me decía, ‘que broma me echo este viejo, bueno… me tocará ver qué hago’. Me fui para detrás del horno y vi que había una canal de agua,
cuando toqué un botón para hacer que el horno prendiera este arrancó con un ruido fuerte que terminé cayendo tendido en el suelo. Mojaíto quedé ese día”, expresó al mismo tiempo que soltaba una carcajada y dejaba ver un brillo en los ojos de alegría mientras pensaba en sus
inicios en este oficio.
Ya con el paso del tiempo pudo conocer del manejo de los hornos incluso mejor que los ingenieros del momento , pues le tocó aprender
solo y como quería hacerlo bien se dedicó a su labor con amor. Manuel conoció a su esposa en una tabacalera y se casó con ella a los dos años de relación. Actualmente cuentan con 40 años de matrimonio y con dos hijos como fruto de ese amor. Ambos son docentes en las áreas
de física y química.
El señor Suárez, quien trabaja en tierras carabobeñas, siempre regresa a su natal Portuguesa cada vez que termina un proceso de siembra y
cosecha del tabaco, el cual dura aproximadamente 9 meses. Allá lo espera su esposa para compartir unos meses de vacaciones familiares.

“Mi mensaje para la generación de relevo es que hagan esto con amor, que se enamoren de esta tierra. Venezuela es un país próspero y con
grandes tierras, este es un trabajo de responsabilidad y dedicación, demos siempre lo mejor y todo saldrá, no dejemos morir esto porque es
de lo mejor que tiene nuestro país”, precisó.